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Motores de lujo, clientes satisfechos

60 años de historia en Competición (parte 6)
Como parte del gran plan de expansión a nivel automovilístico de los años 80, Toyota no sólo se expandió hacia Europa y a nivel japonés, sino que también miró hacia el siempre rico mundo del motor norteamericano.
En busca de nuevos horizontes

Contando con el conocimiento de lo complejo de las competiciones de Estados Unidos, Toyota se asoció a uno de los mejores compañeros de viaje posible en aquel momento gracias a Dan Gurney y su equipo, el All American Racers. Las categorías elegidas fueron las clases IMSA GTO y GTU mientras que los vehículos fueron unas máquinas de competición basadas en los enormemente populares Toyota Celica.

Las carreras del IMSA GT eran un mundo totalmente distinto al ya conocido por Toyota y por ello el éxito tardó varios años en fraguarse. Finalmente en 1987 Chris Cord logró el título de pilotos en la categoría GTO mientras Eagle-Toyota hizo lo propio en la clasificación reservada para los constructores. Esto motivó un cambio de estrategia con el objetivo de dar un paso adelante.

Innovando como proveedor

Desde 1989, Toyota inició un camino poco habitual para la época, el de proveedor de motores a un equipo de carreras. Aunque la idea funcionaba en la Fórmula 1, era menos usual ver a fabricantes de automóviles emular esta idea en carreras de resistencia y en particular en el campeonato IMSA GT norteamericano.

El paso de Toyota era oficialmente el salto a proveedor de motor de los Eagle de Dan Gurney pero, a efectos prácticos, los prototipos de la categoría IMSA GTP partían de la base de los coches de las 24 horas de Le Mans.

El primer modelo fue una buena base sobre la que construir y su sucesor, el Eagle MkIII propulsado por motor Toyota, firmó un dominio histórico. A lo largo de sus 27 carreras disputadas ganó en un total de 21, entre las que se encuentran las ediciones de 1992 y 1993 de las 12 horas de Sebring, incluyendo un total de 11 dobletes.

El resultado fue uno de los mayores dominios vividos en el mundo del automovilismo con los títulos de pilotos y constructores de 1992 y 1993 yendo a parar a manos de la combinación Eagle-Toyota. El mejor ejemplo de lo que se obtuvo a nivel técnico se encuentra en 1993 en particular, año en el que se registraron diez victorias en diez carreras disputadas. Un pleno que aún es más espectacular cuando se cuentan los ocho dobletes.

Desafortunadamente, el dominio fue tal que ello también trajo consigo el fin de las normativas GTP y el IMSA cambió por completo, impidiendo que los Eagle-Toyota MkIII buscaran el tercer año de gloria. Para la historia queda el dominio de Toyota que les vio ganar las 12 horas de Sebring, las 24 horas de Daytona y los campeonatos IMSA de 1992 y 1993.

Eagle Toyota MkIII-IMSA
¿Sabías que…?

La pareja de pilotos que llevó a Toyota a la cima del IMSA GT en 1992 era tan veloz como mítica en cuestión de apellidos. Parnell Velko ‘P.J.’ Jones, hijo del estadounidense Parnelli Jones fue el subcampeón en ambas temporadas mientras el campeón no era otro que Juan Manuel Fangio II, sobrino del ‘Chueco’, con quien compartía nombre y apellido.

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