De las carreras a la calle
Estaba claro que, tal y como estaban formadas las normativas del mundo de la resistencia, la mejor solución era construir un coche de carreras primero y homologarlo luego para calle, construyendo las unidades necesarias para que se permitiera su participación en Le Mans. Así nació la idea del Toyota TS020, conocido como GT-One.
Desde Japón se tomó la decisión de no ir a Le Mans en 1997 para centrar todos sus esfuerzos en preparar la nueva máquina, construida en colaboración con Dallara y con la sede del Toyota Team Europe en Colonia como base del equipo de carreras. El año sabático permitió a Toyota fijarse en lo que hacían los rivales para sacar aún más partido de la normativa y el coche que se presentó en Francia en 1998 fue uno de los más revolucionarios del momento.