Se trata de dos programas del más alto nivel que para Toyota forman dos pilares estratégicos fundamentales.
Toyota volvió al mundo de la resistencia con su llegada al WEC en 2012. Aunque a causa de un accidente en pretemporada el debut del TS030 HYBRID no pudo producirse hasta las 24 horas de Le Mans de ese mismo año, el rendimiento de la nueva máquina fue competitivo inmediatamente y a mediados de temporada el equipo se estrenó con una victoria en Interlagos para luego ganar también en Fuji y en Shanghái, las dos últimas carreras del año.
Tras otro año con varias victorias y pole position con el TS030 HYBRID, en 2014 debutó un TS040 HYBRID que hizo historia para Toyota al proclamarse Campeón del Mundo de Constructores y Campeón del Mundo de Pilotos con Anthony Davidson y Sébastien Buemi.
Pero los mayores desafíos estaban aún por llegar, en 2015 con el TS040 HYBRID ya en su límite evolutivo y en 2016 con un novedoso TS050 HYBRID que se quedó a tan sólo cinco minutos de lograr una victoria segura en las 24 horas de Le Mans. La experiencia espoleó a todo el equipo para trabajar más fuerte que nunca y preparar un coche mucho más competitivo para 2017.
En el recuerdo queda la vuelta de clasificación de Kamui Kobayashi, la más rápida de la historia de las 24 horas de Le Mans, pero también la racha final de triunfos en Fuji, Shanghái y Sakhir, convirtiendo a Toyota en la marca que más victorias logró en 2017.
El programa del Campeonato del Mundo de Rallyes es mucho más joven, habiendo comenzado en 2017 tras años de importante trabajo y desarrollo tanto por parte de TMG como de la estructura Tommi Mäkinen Rally.
El resultado es el espectacular Toyota Yaris WRC que logró subirse al podio en su primera aparición en el Rally Montecarlo y que en su segunda prueba en el Rally de Suecia firmó una inolvidable victoria con Jari-Matti Latvala al volante. Más tarde, el jovencísimo Esapekka Lappi impresionó con una increíble victoria en el desafiante Rally de Finlandia en solo su cuarta aparición al volante del Yaris WRC. El primer año de vuelta al WRC fue un año de aprendizaje pero los resultados de Toyota fueron positivos y hacen pensar en futuro lleno de éxitos.
La resistencia y los rallyes son dos mundos que forman parte del ADN de Toyota y por ello se explica la presencia en ambas competiciones. Adicionalmente, en sus homólogos japoneses también está presente Toyota, con varios coches en la Super Taikyu —certamen de resistencia nipón para coches derivados de serie y GT3— y en el Campeonato Japonés de Rallyes. En el primero, Toyota vence en varias categorías con el clásico moderno GT86, siendo una de las marcas protagonistas.
Mientras tanto, en el certamen japonés de rallyes, el Vitz —Yaris en el mercado europeo— compite en distintas clases, donde pelea por estar en el podio.
Allí compite un Toyota Vitz con cambio automático CVT apoyado por Toyota GAZOO Racing, aprovechando las exigencias de los tramos de rallyes para mejorar el producto para la calle. Porque al final, la competición y el producto son dos elementos estrechamente relacionados y nunca deberían separarse del todo. Se trata de una tradición que comenzó para Toyota hace 60 años y que tiene las bases para seguir, por lo menos, otros 60.
La clase GT300 del Super GT cuenta con el Toyota Prius más rápido del mundo. Uno de los coches más populares del campeonato en Japón. Un Prius construido siguiendo las normativas técnicas JAF-GT, que le permite usar cualquier propulsor de la marca. En Toyota decidieron que el Prius del Super GT tenía que ser una bestia inigualable, así que hoy en día compite con un motor de combustión de LMP1, con un sistema híbrido algo más convencional, al provenir de la actual generación del Toyota Camry. Una versión muy extrema del Toyota Prius, ganadora carreras con regularidad.
