Hay varias maneras de hacerlo, como el reformado con vapor y la gasificación, aunque un proceso que se usa ampliamente en toda Europa es la electrólisis. Este método implica el paso de una corriente eléctrica por agua, lo que en efecto libera hidrógeno en forma gaseosa.
Y, si utilizamos electricidad de fuentes renovables, podemos producir un combustible limpio aún más ecológico.