Los faros de los coches actuales están hechos de policarbonato. Un plástico que hace años sustituyó al cristal por poseer una mayor resistencia al paso del tiempo, a los golpes y a las inclemencias meteorológicas.
Pero que sea un material tan duradero y al mismo tiempo tan expuesto, supone que se ensucie con el paso de los años y que los faros se vayan volviendo opacos, un hecho que puede poner en tela de juicio tu seguridad: verás y te verán peor. Esto puede desencadenar una multa, si las autoridades observan que están excesivamente deteriorados o no pasar la ITV si los evaluadores consideran que tu coche no cumple con los requisitos mínimos de iluminación.
Para evitarte uno de estos problemas, te enseñamos de una manera muy eficaz cómo limpiar los faros de tu coche y que parezca que acabas de estrenarlos. Como ya hicimos con las llantas, ¡te mostramos cómo hacerlo tú mismo!
Siempre puedes hacer que limpien y pulan los faros de tu coche en tu taller oficial Toyota para asegurarte un resultado excepcional sin esfuerzos pero si te quieres encargar tu mismo, aquí te enseñamos un proceso tan sencillo que puedes hacerlo en tu garaje o en la calle. Para ello, tendrás que contar los siguientes recursos:
Es importante que estos pasos los hagas de forma individual en cada faro, así podrás estar mucho más pendiente de cómo evoluciona este proceso.
Es muy importante que los faros estén libres de suciedad antes de iniciar estos pasos. Mosquitos, barro, excrementos de pájaros… Tienen que estar impolutos para que el proceso sea 100% efectivo. Utiliza agua, jabón y un trapo.
Básicamente, este proceso busca eliminar la primera capa de plástico que recubre nuestro faro. Y este paso puede dañar la carrocería si no la cubrimos. Por ello, protege la carrocería colindante con cinta de carrocero para evitar posibles desperfectos.
Lo puedes hacer de dos maneras: de forma manual o con una taladradora de velocidad variable. Y podrás utilizar tres tipos de lija: la más abrasiva es la de grano 400 y la que menos, de grano 2000. Lo mejor es que preguntes en tu tienda especializada, en función de cómo de deteriorado está tu faro, cuál necesitas.
Coloca la lija en la taladradora. Utiliza una velocidad lenta y sin apretar para evitar estropear el plástico. Repasa toda la superficie de una forma homogénea hasta dejar el faro blanquecino. Entonces, haz el mismo proceso con una lija menos abrasiva hasta que el cristal quede casi transparente. Con este último paso, eliminarás ralladuras provocadas por la lija más abrasiva. A mano es el mismo procedimiento: es menos contundente y por ello, más agotador. Tú decides.
De nuevo, de forma manual o con la taladradora, pon una pequeña cantidad de pulimento líquido sobre un disco de lana y repasa el faro. Poco a poco, con este producto, verás que tus ópticas vuelven a ser tan transparentes (o casi) que cuando los adquiriste.
Este paso es necesario para eliminar los productos que le hemos aplicado a los faros y observar el resultado final.
Como consejo final: desconfía de los trucos de internet, como el de limpiar los faros con pasta de dientes. El resultado será peor y menos duradero. Confía en tu taller o tienda oficial para seleccionar los mejores productos para obtener un resultado óptimo.
